miércoles, 16 de septiembre de 2009

2046

lo que escucho, la banda sonora de 2046, mientras espero al gran Antonio Sempere para irnos a comer. Ya he montado la cadena de música, ahora me doy cuenta, antes que la tele, lo que necesito es la música, después, claro esta, de la computadora. Estoy sentado en el nuevo sofá de mi nuevo salón y la cocina está tan lejos que desde allí casi no se oye la música. Espero que suene el timbre, voy a comer con Antonio Sempere, voy a darle un abrazo, voy a quererle. Veo los ficus monstruosos de la plaza, y llueve, qué grande es poder contar todo esto y estar vivo y haber disfrutado del suave sabor de un café recién hecho en una cafetera italiana de color azul hace un par de horas. Ha llamado mi madre. No he atendido la llamada porque estaba durmiendo, todavía. Ha llamado Sergio, no he atendido la llamada porque estaba durmiendo, todavía. He dormido mucho, me desperté muy temprano, pero tenía tanto sueño que volví a dormirme. Ayer fue un día agotador, hoy tengo el cuello resentido. En dos días he hecho la mudanza de absolutamente todo, y ayer sudé y me esforcé mucho. Luego, después del esfuerzo, la merecida recompensa, un cine y las cervezas de después. Vi Gordos, y me gustó mucho, a pesar de los errores y las faltas que tiene según Antonio, pero a mí, esos personajes de cartón, me gustaban, ese esperpento español, esa exageración en algunos personajes hasta reducirlos a 2 o tres tópicos (reducción por exageración), no obstante algunas interpretaciones no se las creían ni ellos, véase Verónica Sánchez (ayyyy... qué lejos quedan aquellos tiempos en que Verónica venía a mi librería para que le recomendara libros y hablábamos durante más de una hora, una vez me pidió el teléfono, para estar en contacto... pero claro, fue como darle el teléfono a una farola o a un buzón de correos). Pero da igual. Fue más de lo que me esperaba, Marrón oscuro casi negro dejó el listón muy alto. Suena el timbre. Antonio ya está aquí.

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