domingo, 31 de agosto de 2008

REALIDAD VS SOBRINO

Estoy en Jaén pasando el fin de semana con la familia. Este es otro de esos grandes acontecimientos que pueden cambiar el mundo, erradicar el hambre, bajar de una jodida vez el precio de la gasolina super. Tengo un sobrino de diez años que vive dentro de una videoconsola, siempre que me ve me habla de videojuegos, que ha conseguido tal arma, que se ha pasado no sé qué fase, que va a luchar contra mega no sé qué. Le veo después de varios meses y lo primero que me dice es tito, tito, conseguí vencer a Jiraya usando primero todas las magias de los otros compañeros en la décima misión. Y yo ¿...? Mi sobrino ve el mundo hecho de polígonos y texturas, naves espaciales y mandos de la Wii. Yo le pido por favor que me hable de otras cosas que no sean vieojuegos, que en la vida hay algo más. Le hago preguntas, le doy conversación, cambio de tema, qué tal el cole, cómo te va con los amigos, dónde has estado el mes de Julio. Él me pregunta que si le he traído algún juego de Goku. A veces pienso que mi sobrino tiene razón, el mundo es mejor con videojuegos, la realidad que algunos conocemos, la de levantarse por las mañanas, estudiar, montar en autobús, entablar conversaciones con gente que apenas conoces o que ni siquiera quieres conocer, saludar, sonreír, dar las gracias, comprar cuarto de kilo de chopped en el Ahorramás. Es mejor sentarse y destrozar polígonos machacándote los dedos contra el botón B, dar golpes especiales moviendo dos veces el cursor hacia delante, todos los problemas consisten en coger monedas, estrellitas, objetos brillantes que te dan fuerza y nuevas habilidades. Mi sobrino lo sabe. El mundo que interesa está ahí, esperando en la pantalla de una PSP o una Nintendo DS. Para qué preocuparse, todos vamos a morir hagamos lo que hagamos, sepamos hablar quince idiomas o tengamos un máster en vete tú a saber, lo mejor es centrar toda tu atención en las pequeñas cosas, saltar una sencilla plataforma, abrir una puerta, pasar de fase. Mi sobrino no tiene problemas. Le basta con un enchufe cerca para cargar la batería de su videoconsola, comprar un videojuego de vez en cuando, algo de variedad para seguir hacia delante. Claro que va al colegio y saca buenas notas, el mundo es puro trámite, ir a kárate, jugar con los amigos en la plaza, desayunar un buen vaso de leche con galletas. Nunca viene mal algo de realidad para distraerse. Pero la realidad es sólo eso, el paisaje que vemos al mirar por la ventanilla, material de relleno, el ruido de fondo de los centros comerciales. Mi sobrino lo sabe, la realidad es una distracción, algo de aire. Luego, cuando llega a casa ya no hay tregua, hay que jugar en serio. Una forma como cualquier otra de vivir la vida. Otros nos pasamos horas delante de la tele, vemos cientos de películas, nos tragamos todas las temporadas de Perdidos, leemos miles de páginas, hablamos durante horas por el móvil, nos sentamos en el bar, decimos hola, cuéntame, ese es el tema, ponme un café con leche por favor, y sacarina, qué tal el finde. Hacemos mucho el gilipollas delante de un ordenador. Mi sobrino juega con la Playstation, juega con la Wii, juega con la PSP y la Nintendo DS, es mucho más feliz y no dice tantas chorradas sin sentido al terminar el día. A mi sobrino le interesa conseguir una armadura, una espada mejor, más experiencia. Hoy le he regalado el Super Smash Bros Brawl para la Wii y me ha metido una paliza el muy cabrón. Pero esto no va a quedar así, pienso entrenarme a fondo para darle una lección a este mocoso.

miércoles, 27 de agosto de 2008

¿CÓMO LO TITULO?

Jodida carrera, jodida universidad. Hoy voy a ver la última de Batman. Anoche vi La casa de las dagas voladoras. Escribo esto porque es esencial, el mundo ya no es el mismo ahora. Estoy intentando cuadrar horarios para acabar la carrera, una carrera que no me lleva a ningún sitio, no me hace más sabio, me asquea, no soporto la Teoría de la Literatura ni la Literatura Comparada, los programas de las asignaturas, peces muertos, las lecturas obligatorias, fulanito dijo esto y lo otro, ponme un diez en el examen profe, jo, que estoy trabajando y no puedo ir a clase. Me gusta la universidad, me vuelvo loco, las universitarias son alegres y están buenas y yo con treinta años no sé donde estoy. Me gusta la universidad y comer bocadillos en la cafetería pero no soporto las tarimas ni los esquemitas de los profesores en la pizarra ni los exámenes en los que no se demuestra nada, aprobar, suspender, te pongo un once. Yo no hago más que sacar sobresalientes y no me entero de nada ¿quién coño es Jakobson? ¿qué decía Aristóteles en su maldita poética? New Order, me compré el otro día un disco en la Fnac, me ponen, lo pongo en el coche para ir a trabajar y parece que estoy de nuevo en los ochenta, viendo Barrio Sésamo y a Maira Gómez Ken (¿se escribe así?). El curso pasado tenía una asignatura que se llamaba Obras maestras de la literatura española, un coñazo, teníamos que leer, otra vez, a Manrique, a Cervantes, a Carmen Laforet, joder con Carmen Laforet, no la he leído en mi vida ni pienso hacerlo y lo peor es que puedo hablar de ella y de su obra a la perfección sin tener ni puta idea. Como me ocurre con casi todo lo que etiquetamos de literatura. La literatura no sirve para nada, aunque ahora que lo pienso esto tal vez sea bueno, no servir, no ser útil, funcional, ineludible.

Me voy a ver Batman. Luego sigo.

Varias horas después y varias cervezas para el cuerpo puedo seguir, aunque ya no me apetece. Ya no tengo nada que decir, claro que hace unas horas tampoco por lo que he podido releer. El caso es que lo de Laforet es mentira, soy incapaz de decir nada de Carmen Laforet, no me acuerdo de nada, Nada, ese libro se sigue vendiendo, los profesores y profesoras (sobre todo profesoras) no hacen más que meterlo en la bibliografía básica, hay que leerlo, tienes que estudiarlo, aprenderlo, asimilarlo, que luego te voy a poner un par de preguntas que te vas a cagar, preguntas cuyas respuestas no demuestran nada, escribo, escribo, reflexiono, lo cuento así para que suene bien y quede bonito, te digo varios datos importantes y ya está, uf! qué bueno soy, cuánto sé del mundo y de Carmen Laforet. Lo único que recuerdo de esta tipa es que la vi en una foto y dije, pues no está mal yo me la follaba, lo mismo que me pasó con Ana María Matute, que de joven era para invitarla a tu casa y ver con ella El lado oscuro del corazón. Qué guarro soy. Es lo que tiene la literatura, todo el mundo leyendo y escribiendo cuando lo que realmente nos apetece es follar con la vecina. Claro que hablo por mí. A ti te apetecerá follarte a otra persona. Seguro.

martes, 26 de agosto de 2008

A CORTÁZAR LE DIERON NOCILLA

Tengo sueño. Anoche me acosté tarde porque me quedé viendo Noches Blancas, el programa de Sánchez Dragó. Iba de literatura e internet, o literatura y blogs. Literablog. Literapost. Fueron al programa Alberto Olmos (este es su blog y este también es suyo), Montero Glez (también tiene blog), dos chavales que habían escrito una novela titulada "Hotel postmoderno", y dos personas más cuyo nombre y obras paso de buscar porque no son relevantes para lo que quiero decir. Tampoco creo que lo que llevo escrito, dicho, o lo que voy a escribir a continuación, sea relevante, así que no sé qué coño haces leyendo, a lo mejor estás aburrido (aburrida) y no tienes nada mejor que hacer, a mí a veces me pasa, tranquilo (tranquila), a mí me da por leer mierdas de blogs cuando no sé qué hacer con mi vida, me toco, abro una cuenta en Twitter, abro una cuenta en Facebook, me compro un MacBook Air (jeje), me compro una Playstation 3, me compro libros que siempre dejo a medias, escribo en mi blog lo primero que se me ocurre sin pensar. Escribo esto. Escribo que anoche vi el programa de Sánchez Dragó y hoy llevo todo el día bostezando y dando cabezadas en cualquier lugar. Como era inevitable en el programa salió a relucir la famosa Nocilla. Nocilla Dream, Nocilla Experience, Nocilla y su puta madre... Montero Glez, que me cae bien y escribe con estilo (creo que es con lo único que escribe) se cagó en la Nocilla y en su autor, que si eso no era escribir, que menuda gilipollez de libro, que si lo realmente provocador era escribir a lo siglo diecinueve y no a base de cagarros repartidos en capitulitos de mierda... Bueno, no lo dijo con estas palabras pero casi. Había opiniones contrastadas, el señor Olmos (a quien vi el otro día en el Pepe Botella), con buen criterio, defendió lo que Nocilla Dream tiene de defendible, y es que, sin justificar su tremendo éxito, Nocilla Dream no es un mal libro, está bien escrito y tiene historias interesantes, logradas. Claro que salió a relucir Cortázar, y le metieron cera también, joder, no sé qué tienen los escritores que cuando se juntan tres o cuatro no dejan títere con cabeza, que Rayuela huele a rancio, que se ha quedado desfasado... ¡mis cojones sí se han quedado desfasados! Rayuela hizo lo que ahora hace la Nocilla, Hotel Postmoderno o mi último libro (que nadie ha publicado) y lo hizo mejor. Yo nunca me he acabado Rayuela. Es imposible acabarse un libro inabarcable, un libro que no se agota, que siempre está ahí para que lo abras por la página que quieras y digas, qué cabrón Cortázar, qué hijoputa, míralo como escribe, todo está ahí, está Dante, está San Juan de la Cruz, está Baudelaire, está el café con leche que me tomo por las mañanas, la tostada de aceite con tomate que también me tomo por las mañanas. Pues resulta que en ese programa había gente que pensaba que en internet no se escribe un pijo, que lo único válido es lo que se imprime en papel y se encuaderna y lleva un ISBN y luego no lee ni Cristo, claro, porque el 99% de los libros que llegan a mi librería sólo los tocamos los libreros para colocarlos en grandes pilas encima de las mesas de novedades. Menos mal que tenemos señora de la limpieza que de vez en cuando les quita el polvo. Lógicamente, a los dos meses (o menos) tal cual colocaste la pila de libros la coges y la devuelves y te quedas con un ejemplar por si acaso que colocas por orden alfabético en la estantería. Por eso no creo en la literatura. Porque mucho de lo que se publica, mucho de lo que pasa por esos filtros que son los editores, es una jodida mierda, renglones que no dicen nada, tramas estúpidas, diálogos forzados, portadas horteras, libros que sólo compran sus propios autores para regalarlos y para decirnos que qué pasa con su libro, que dónde está, que se lo pida coño, que es un libro muy bueno y se va a vender seguro. Un infierno. En internet se escribe muy bien, en los blogs hay cosas muy buenas. Decía Sánchez Dragó que no, que prácticamente todo lo que se escribe en internet es ínfimo, literatura de cuarta categoría, que no hay nadie que haga de filtro, pero se equivoca, el filtro somos nosotros, soy yo. Yo leo lo que me place y a quien me place y si no me gusta pues a otra cosa, no me compro un blog y luego voy a devolverlo porque no me convence, no, nadie me obliga a leer, hay gente que escribe sólo por desahogo, para contarnos un viaje, para hablar de política o lo que sea. También hay gente con clara intención literaria, algunos buenos blogs, como ese del ojo izquierdo, que es una maravilla, la leche, lo mejor del mundo, probablemente el mejor blog de todo internet, y otros que sólo son chorradas escritas por un flipado que se cree interesante y que no nos llevan a ninguna parte. Blogs como este, vamos, donde los post no tratan de nada en concreto, empiezan con un tema y se pierden en gilipolleces. Qué vamos a hacerle, me gustan las gilipolleces. Por eso procuro no perderme ningún programa de Sánchez Dragó.

domingo, 24 de agosto de 2008

CÓMO ESCRIBIR

Para escribir lo primero es ponerse. Tumbarse en el sofá y darle duro. Encender la tele, quitar el volumen, apagar todas las luces siempre que tengas un ordenador portátil de teclado retroiluminado como el mío, si no, te jodes y escribes con la luz encendida, con una lámpara al lado del sofá o con el flexo del escritorio o con la luz parpadeante de la cocina. Así escribo yo. Con la luz apagada y la tele encendida y sin volumen y con la música del iPod en mis orejas. Últimamente me pongo mucho el último de Coldplay, me lo pongo para escribir, para conciliar el sueño, para ir en coche hasta la librería donde trabajo (vendo libros, compro libros, leo libros, regalo libros, me limpio el culo con los libros). También pongo Coldplay en la librería y Pastora y Camille y la banda sonora de Star Wars. Anoche vi en Antena 3 "La venganza fantasma", ya la había visto, pero como estaba escribiendo un texto acerca del Pepe Botella (un bar de la Plaza 2 de Mayo lleno de intelectualoides como yo, flipados con gafas de pasta y moleskines en las manos) y siempre que escribo tengo la tele encendida pues al final me piqué y la vi entera otra vez. Me entusiasma la lucha del final. Escribía un poco en los anuncios, le quitaba el volumen a la tele y escribía, luego, cuando empezaba la peli, cerraba el portátil subía el volumen de nuevo y descansaba de escribir. Escribir a toda hostia durante los cinco o diez minutos que duran los anuncios (o quince) cansa mucho. Aunque la verdad es que el texto del Pepe Botella ya lo tenía medio escrito, ayer sólo iba quitando párrafos, dándole un sentido a todo lo que escribo del tirón. Porque para escribir hay que escribir rápido y sin pensar, no hay que pensar, eso viene después, luego, al rato, cuando llevamos dos folios, o treinta. Las mejores imágenes aparecen solas, de repente, plof!! una imagen, joder, llegan así, estás escribiendo a toda leche con la tele encendida sin volumen escuchando el último de Coldplay y te llega una imagen brillante, una metáfora en plan Francisco Umbral, algo luminoso y deslumbrante como la pantalla de 13,3 pulgadas de mi MacBook Air. Plof!! Luego viene lo que viene, toca pensar, claro, darle al tarro, quitar mierda, quitar más mierda, esta frase, estos tres párrafos, leer lo que uno ha escrito y pensar qué está diciendo, porque como casi siempre ocurre, una cosa es lo que queríamos contar cuando nos pusimos a escribir tumbados en el sofá con la luz apagada y otra muy distinta lo que realmente dice el texto. Hay que escuchar al texto. Él es el que manda. Por eso escribo con la tele encendida, para distraerme un poco, aligerar la mente y darle a la tecla sin esfuerzo. Hay que jugar. Escribir es un puto juego. Aunque a veces lo que realmente me apetece es masturbarme.

sábado, 23 de agosto de 2008

Saludos

Hola a todos los que me leéis que sois varios millones. 

Este nuevo blog lo he creado para escribir lo que me de la gana sin ninguna pretensión estética ni literaria. A veces me apetece comentar la jugada, lo que he hecho hoy, o lo que he escrito, y en mi otro blog eso no lo quiero hacer. Digamos que este blog será, por fin, el blog de la persona que escribe, no del personaje, así que si alguien me quiere mentar a la madre que lo haga en este blog por favor, que es donde estoy yo, en el otro, está mi ojo izquierdo, que no tiene culpa de nada el pobre y es miope. 

Por cierto, me llamo Manuel.

A todo aquel que le interese saber qué cojones pasa por la cabeza de ese tío que escribía Edgar y Pauline o del que ahora escribe Un ojo izquierdo llamado Danilo T. Brown podrá disfrutar leyendo lo gilipollas que puedo llegar a ser si es que aun no lo sabe.

Bueno ya está hecha la presentación. Uf! son las 13:35 debo empezar a hacerme la comida, no sin antes fregar algo porque no me queda un plato limpio ni un cubierto. Creo que voy a hacerme macarrones con tomate y chorizo picante.

Como véis, este blog va a ser de lo más instructivo.