miércoles, 8 de abril de 2009

in G menor

8. Concerto in B flat RV362 “La caccia” a todo volumen, como un concierto de Rock, Vivaldi era un posmoderno con el pelo blanco y rulos y con medias azules de seda. Digo yo. Se drogaba, seguro, escribía drogado y desnudo sobre su cama con dosel mientras comía pasteles en bandejas doradas. Era guapo, como Mozart, era un hijo de la gran puta con violín que paseaba por los jardines de palacio después de follar media mañana y escribir la otra media y tocar violines y flautas y zapatos nuevos con hebillas. Leo en la Wikipedia que era religioso, pero eso no tiene nada que ver, Vivaldi era en su momento lo que ahora es Moby o Björk (Bjööööööörkrr que dirían en Muchachada Nui), era lo que se llevaba, lo que se oía en todos los palacios y jardines y en todos los bailes, era lo que escuchaba Maria Antonieta cada vez que se levantaba por la mañana con los pezones de punta por el frío y con dolor en las cervicales. Eso es Vivaldi y yo esta tarde he ido a la fnac y me he comprado un disco de conciertos pero cuando lo he escuchado en el trabajo me he puesto furioso porque casi no hay violines, se oye mucha flauta, yo no quiero flautas, las flautas no me hablan de la vida, no me ayudan a mirar por la ventana, ni a tomarme un café a las 8 o las 9 los días de fiesta, necesito violines, violines, cabezas inclinadas, arcos, brazos moviéndose adelante y atrás como el que mete la escobilla en la taza del váter, así que luego, cuando he salido de trabajar, me he pasado por El Corte Inglés y me he comprado otro cd, un doble cd lleno de conciertos de violín, ahora sí, lo escucho en el coche de una compañera que me acerca a casa, sí, esto es lo que necesita mi sangre, subo el volumen, bajo la ventanilla para que me de el aire en la cara, cuerda, madera, música barroca a toda hostia por las carreteras de Alicante. Ahora puedo levantarme sin miedo a las 9 de la mañana de un domingo o de un jueves santo. Yo soy moderno, contemporáneo, soy posmoderno, soy lo que me da la gana, tomo pastillas y me gustan los conciertos de violín, y luego viene Bach y Haydn y Yann Tiersen y Santogold. Mañana por la mañana, estad seguros, cuando me despierte, escucharé a Vivaldi a toda hostia mientras desayuno café y tostadas con aceite. Y que le den por culo a Glenn Gould.

2 comentarios:

Sergio dijo...

Pues si que madrugas tú los días de fiesta. Yo me acabo de levantar y porque no había más remedio.

¿Qué tienes contra Glenn Gould? Sus variaciones Goldberg son una puta pasada, claro que si prefieres la música barroca a toda hostia lo entiendo un poco.

Un abrazo

Danilo T. Brown dijo...

No tengo nada contra Glenn Gould!!! probablemente sea una de las personas que más veces ha escuchado su interpretación de las variaciones goldberg, yo amo a Bach, pero, querido, ahora me he pasado al violín. Ahora, soy Vivaldi. Así que, que le den a Gould, a Rachmaninov, y a un amigo mío que se llama Wally y es pianista.