viernes, 14 de noviembre de 2008

Bahía, el bar donde desayuno y me tomo algo por las tardes

Llevo media hora intentando conectarme a internet en el bar Bahía, pero no lo consigo. Así que colgaré este post desde la red Motorola de la urbanización. Si puedo. Tengo la Fnac a 50 metros, la Casa del Libro a 30 y El Corte Inglés a 89 (aprox). Tengo una vela encendida en la mesa además de una revista y el portátil y el móvil y un bolígrafo Pelikán y suena makina, disco, trance o lo que sea por los altavoces de este café bar Bahía de mierda donde no hay forma de conectarse a la red wifi gratis que dicen tener. Puede que el problema esté en mi ordenador. Aquí la gente fuma, miro a mi derecha y veo cabezas como pequeñas hogueras, mujeres rubias, morenas y pelirrojas con un cigarro en la boca y me dan ganas de acercarme y escupirles a la cara. Apaga el cigarro puta. No puedo escribir si el único aire que respiro es el humo de un cigarro. Sufro, huelo mal, me ahogo. Pero no es una excusa. Aquí estoy, dándole a la tecla sin parar y justo ahora se acerca una señora que deja sobre la mesa un papel. Lo leo rápido, antes de que vuelva y se lo lleve: por favor, necesito una ayuda para pagarme una habitación para dormir, estoy sola y no tengo a nadie. Gracias. Bueno, a lo que iba. Me tomo una tónica sin ginebra y sigo oyendo el tran tran tran tran tran, tunchi tunchi tunchi tunchi que sale del altavoz que tengo sobre la cabeza. Y todo esto para qué. Para nada, no tiene importancia, esto que ocurre es lo infraordinario, ningún acontecimiento trasciende, nada es importante, sólo la vida en la que mi cuerpo se deja caer, mantengo el culo pegado a una silla de cuero, me agarro a esta tarde en un bar ruidoso de Alicante, quiero dejar constancia de esto en el ciberespacio, lanzar un grito. Salgo del trabajo y me merezco un regalo, algo de protagonismo, dirigir mi propia vida, escribir mi guión, montarme mi película. La tónica me hace cosquillas en la lengua. El ojo izquierdo se abre. Anoche empecé a escribir acerca de la necesidad del ojo izquierdo, un ojo con nombre y apellidos, fulano, mengano, el ojo que todo lo ve, la retina, la córnea, las partes de un ojo que no son el ojo, de un ojo que es como un ser humano abierto a cualquier cosa, un ojo escritor gafapastoso, un ojo que sólo ve en tonos de gris, un ojo que hace que la vida, que los recibos del gas, la luz, o el alquiler que pagas religiosamente, parezcan algo con sentido. Sentido. Dirección. Un lugar al que llegar, una meta, un objetivo, alcanzar el presupuesto, pillarte una cogorza, componer un buen poema, actualizar de una jodida vez el blog de tu ojo izquierdo. El ojo izquierdo es Dios, un niño que no sabe jugar a cosas serias, el ojo izquierdo ha crecido estos meses dentro de mi cuerpo y ahora ya no sé sacarlo sin reventar antes. Tengo que explotar, mandarlo todo a tomar mucho por culo. La verdad es que tengo miedo. Y a ver qué sale.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Al menos quedan camareras de las que no se esconden detrás de la barra y, a veces, ginebra sin tónica.

Mientras tanto, a ver si desaparece el ruido, que "con tanto ruido no se oye el ruido del mar".

Un saludo

Rain dijo...

Eeh, es un bar o podría ser una bahía, dándole otro significado al sito en el que estás con tu computer. O ya no, todo cambia tan velozmente que mientras te escribo tú quizás ya te fuiste del bar y ya estás en tu casa. Y cuando leas este comment, probablemente yo estaré desvelándome o no sé.

Y todo lo que quieres, ¿lo habrás acometido mientras o no?.

Pero el miedo...

Desde aquí, espero tus posts. Es una manera de estar cerca. Tus posts.

Abraxo, Danilo.

Rain dijo...

sito sito
sitio

Anónimo dijo...

Bar bahía, donde nadie sabe nada de ti, de donde vienes, donde vas o que ha pasado en tu vida y ahí está, dandote la opción de ver el mundo de otra manera, tu manera.
No es malo tener miedo.
Un saludo.

J. dijo...

no eres un cliente más, no con esos ojos..

505 dijo...

jo, qué cosas te dicen..

apostcalipsis.blogspot.com

un abrazo desde málaga

Danilo T. Brown dijo...

hola a todos!
seré breve, me estoy muriendo de frío, he salido a la calle a pillar red wifi (hoy tengo el día libre) y tengo las manos entumecidas.
Estaba escribiendo en casa, por fin, algo para el ojo izquierdo y necesitaba que me diera el aire.
He perdido el cargador del móvil y el del Macbook Air. Esta tarde me tocará acercarme a la capital de provincias a ver si puedo comprármelos o algo. Creo que me los dejé en Parla.
Imagino que terminaré de escribir desde algún café de la ciudad.
Por fin, tiempo sin hacer nada, aburrirse, leer, escribir. Ahora sí me siento como en casa.

Desde aquí veo hablar a dos vecinas. Una está buena.

Anónimo dijo...

Pasale tu telefono a la vecina y cuando estes solo, quien sabe, las vecinas te prestan cosas...