martes, 22 de septiembre de 2009

coñoya

Joder, empecemos por el principio, joder, ya estoy completamente anulado como persona, mi primer día de trabajo después de dos semanas de vacaciones y vuelvo a sentir que algo o alguien me está abriendo el culito y me está metiendo delicadamente el puño hasta el codo. Hoy me he encontrado a Edurne mientras compraba unas magdalenas, las he comprado para que Mili no me eche en cara que me como las suyas, porque me las como. También me como las galletas de Mirín. Mañana compraré galletas. Edurne estaba comprando alcachofas, para mantener la línea, al menos eso dice ella, yo no soporto las alcachofas, ni la coliflor, ni el güiski si no es irlandés. Dice Edurne que estuvo en Madrid con su amiga Yoli (hola Yoli, lástima estés casada) leyéndome hasta las 2 de la mañana. Que se aburrían mucho, y también dice que los últimos post son muy serios, que me estoy amuermando, que me hago mayor, pero yo le digo que no, lo que ocurre es que la vida te da palos y uno se defiende como puede, las mujeres Edurne, las mujeres, que me tienen frito, salido, encaprichado. Eso sí, ya no como mejillones al lado de ninguna morena, ni maldita la falta que me hace, ahora me los como solito, con pan de molde integral y jamón york y medio vaso de cerveza, me pajeo lo mismo que antes, cuando tenía “pareja”, lo cual no es mucho, ni poco, digamos que es “lo normal” y claro, uno se pregunta ¿cuánto es lo normal? No sé, ¿cuántas veces es considerado “normal” ver la trilogía de El Señor de los Anillos? ¿cuántas patas tiene una silla de tres patas? ¿de qué color es el caballo blanco de Santiago? ¿estudias o trabajas? ¿eres pasivo o activo? ¿te las comes dobladas? En fin, pido perdón por si mi madre está leyendo esto, que seguro que sí, perdona mamá, soy un cerdo, pero todo es culpa de la sociedad. La vida está llena de mujeres y de un espacio inmenso a la izquierda del sofá, de galletas Gullón diet-fibra sin azúcares y cajas de condones sin abrir. Estoy muy cansado para ser gracioso, estoy muy cansado para escribir más, me apetece tumbarme en el sofá (estoy recostado) y escuchar la lluvia. La lluvia suena a lluvia. A lo mejor voy el jueves a jugar al paddel, hay que joderse, yo jugando al paddel, ya sólo me falta ponerme un polo Lacoste e ir a marcarme unos hoyos al club de golf, o sea, sabes. Todo sea por humillar, hundir, machacar, destrozar, acabar con, reírme en la cara de, barrer cual migaja de pan sobre la mesa. Raquel, vas a morir, vas a sufrir, vas a desear no haber cogido una puta raqueta de paddel en tu vida. Jose María Aznar juega al paddel, creo. Esto no tiene nada que ver, pero es todo cuanto sé sobre este deporte, eso, y que estás encerrado entre cuatro paredes de metacrilato o plástico transparente, que hay una red en el centro, en plan mesa de ping pong gigante y que siempre que paso por el “Arena” veo a chicas que están como un queso meándose de risa mientras intentan darle a la pelota. También veo hombres que opositan para bombero o policía local sudando la camiseta por dar tres raquetazos. Dioooooosssss qué ganas tengo de ponerme los pantaloncitos cortos y cortar el aire con mi golpe de derecha, será como una honda vital, un kameameha monstruoso que dejará las cosas en su sitio de una jodida vez. Ale. Me voy a tumbar, coño ya.

2 comentarios:

Sansón dijo...

---Por supuesto como adivino tendras futuro, efectivamente tu madre leyo el articulo jajaja

Anónimo dijo...

Ya era hora que me hicieras reir,,,coñoya!!...Creo que me voy a dedicar más a las magdalenas, porque las alcachofas no hacen milagros,solo me dan mal humor del hambre que paso,y total mi linea ya está bastante torcida jajajjajaj