sábado, 27 de diciembre de 2008

otro día de diciembre de no sé qué año

Tengo un amigo. Sí. Lo tengo. Mi amigo es un coleóptero con bufanda y gafas de pasta, es un amigo alérgico a las metáforas y a los libros de caballerías, se alimenta de suplementos culturales, tostadas con aceite y  discos de Django Reinhardt, mi amigo, sí, mi amigo, es un lector profesional de primeras páginas y párrafos intermedios, es un gran subrayador, un anotador de márgenes, un doblador exquisito de esquinas de páginas en libros que superan los 3 centímetros y medio de grosor. Mi amigo se llama Michel Djerzinski y cuando conoce a alguien, quiero decir, cuando le presento a alguien, tiene la costumbre de saludar con una exagerada reverencia (todo lo exagerada que su cintura de coleóptero le permite) y enumerar sin más preámbulos los 148 autores que él considera de obligada lectura para todo aquel ser humano que quiera intercambiar con él algo más que un hola y un adiós. Michel Djerzinski, mi amigo, sí, es un conversador interminable, un potenciador de ideas, un bichejo de ocho patas (no sé cuántas patas tiene exactamente un coleóptero, pero Michel, lo juro, tiene ocho patas y un sombrero negro de cowboy), decía, que es un insecto, un bicharraco, un señor con dos élitros y una mandíbula robusta en forma de tenaza.

Pues sí, tengo un amigo, Michel, sí, Michel Djercinski, y dice mi amigo (lo dice en un comentario del post anterior) que, en fin, lo que dice lo copio a continuación: 
"Para tu biobiografía deberíamos escribir una todos los que te seguimos y luego tu coges de aquí y de allí lo que más creas que te representa. Como decía el pedorro ese de Novalis: "Los ojos que tú ves / no son los ojos que te ven / sino los ojos con los que tú te ves."
 Y esto lo dice Michel porque tengo que escribir mi biobibliografía para mi libro y no sé qué mierdas poner, y como no lo sé, pues oye, si alguien se anima se aceptan sugerencias, pero nada de fulanito de tal nació en milnovecientosnoséqué vivió en tal, estudió cual y demás polleces, no, no, odio todo eso, siempre que abro un libro me encuentro con que su autor, casi siempre, ha escrito un huevo, ha publicado aquí y allí y allí también, que es doctor en vete tú a saber, profesor de no sé qué mierdas, miembro de esto, presidente de lo otro, y luego el libro es una gran caca, un cagarro. Pues eso, que si alguien se atreve a escribir algo original teniendo en cuenta mi carácter y forma de ser, pues adelante, prometo, si me gusta, ponerlo en mi biobibliografía. Lo juro.

Michel, como ahora no escribas nada vas a quedar como el culo. 

Ojo, esto es un juego, no pretendo escurrir el bulto de escribir, pero pienso que tendría su gracia.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Jajaja...! Me encanta seguir teniendo algo de influencia sobre ti. Me pongo ahora mismo a pensar tu biobibliografía, y a ver si mañana puedo escrir algo, ¿ok?

M. Dejerzisky

PD: ¿Le has echado un vistazo a "Noches de blanco papel", poesia completa de Roger Wolfe? Fantástico.

Anónimo dijo...

Ahí tines tu bioloquesea a través de los ojos de Michel Djerzinsky. Espero haberte hecho algo de justicia, o al menos haberte dibujado una sonrisa en al cara:


Manuel del Barrio nació en el peligroso barrio de Parla (Madrid). De sobra son conocidas las peleas de versos que por esa barriada se gastan. De ahí que, de la mano de su amigo Arturo, aprendiera a dar sus primeras y floridas puñaladas de poemas, haciendo entrar al incauto que se había atrevido a retarle en un dulce sueño con las musas del que no volvía a despertarse siendo la misma persona. Un buen puñado de hombres (y sobre todo de mujeres) pueden dar cuenta de ello.

Más tarde, terminados sus estudios elementales, comenzó a trabajar en una librería famosa que vendría a ser como la universidad de los apuñalamientos poéticos. Allí conoció a su amigo Michel Djerzinsky, del que aprendió el arte del apuñalamiento con versos rápidos, certeros y sin florituras. A partir de aquí ya no tuvo nada más consistente que aprender, por lo que se dedicó un tiempo a afilar su verso en alguna que otra revista literaria realizando entrevistas a escritores peores que él y que luego destripaba entre sus páginas satinadas de sangre de poeta.

Después es esto, el autor ya podía apuñalar a cualquiera de cualquier modo imaginable. También de una forma propia e inimitable cuya receta guarda, inaccesible, en lo más profundo de sus vocales. Este libro constituye la primera entrega de dichos apuñalamientos.

Todo esta poética del crimen ha obrado algo asombroso pero para nada imposible: el autor ha logrado mimetizarse con los libros que vende, y hasta podría decirse que se ha convertido en un personaje que, si se tiene la suficiente paciencia, se puede encontrar en algunos de los libros que hay colocados en las estanterías de cualquier librería, ya sea un libro de poesía, de política o incluso de cocina, porque allí se pueden encontrar todo tipo recetas, desde cómo fabricar un auténtico blog hasta como hacer que una chica te dé su número de teléfono en menos de lo que se tarda en cobrarle un libro de Danilo T. Brown.

Aparte de eso, al autor lo que le gusta es disfrutar de la vida: le gusta cobrar libros con una mano mientras que con la otra cuenta las sílabas de su próximo verso; le gustan los golazos de tijereta en el fútbol, y sobre todo fuera del fútbol; le gusta llamar mariquita a su amigo Michel cuando éste se pide una clara con limón en vez de una cerveza como Dios manda; le gusta conversar animosamente con actrices de televisión mientras su compañero en la librería le cubre amablemente en la caja; le gusta juguetear con sus rizos a lo afro mientras mantiene una profunda conversación filosófica de la que luego sale realmente aturdido; le gusta ir a la universidad a no terminar la carrera porque así puede seguir sentándose en la cafetería a disfrutar de la vista de las niñas de primero mientras va desgranando el material de su próximo libro de poemas; le gusta afeitarse el pecho para sentirse resbaladizo como una anguila cuando alguien intenta atraparle; le gusta realizar presentaciones en powerpoint acerca de algún poeta abstruso para demostrar el lugar en el que no se encuentra la poesía; y etcétera.

“Lo demás”, como dijo el prosista poeta, “es silencio”, o, en este caso, poesía.

Rain dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Se fusiona post y comments y el resultado es explosivo.

Este ojo derecho lanza rayos.

*


Erigirse como alguien que dispara palabras. Como un destructor ilustrado.
Y sí, posiblemente parece un desvarío, expresarlo así. Pero es que de eso se trata.

Anónimo dijo...

Michel, me ha encantado,sobretodo el último párrafo. Un besito

La niña de enfrente

Anónimo dijo...

querida Rain, explosivo, cuando miguel digo michel se pone todo puede salir ardiendo.

Michel, Paquetito, cuánto te echo de menos a veces sin saberlo. ¿vendrás a hacerme una visita? qué recuerdos, en especial, como dice la chica de enfrente, la niña, el último párrafo.
Con todo has retratado la historia de mi historia de un modo bastante demasiado cerca de lo real. Me has hecho recordar, me has hecho sonreír. Vente pa alicante joder.

Anónimo dijo...

Decir algo más después de lo que ha dicho el amigo houellebecquiano es tontería.

Pásalo bien.

Anónimo dijo...

Gracias por los elogios, pero podíais animaros a hacer alguno lo mismo, ¿no? Así Manuel tendría más donde elegir.

Por cierto, paquetón: sí, me ha salido quizá "bastante demasiado cerca de lo real", pero porque es lo que conozco de ti. De hecho, de eso es de lo que se trataba, ¿no?, de que cada cual ofreciera la imagen personal que tiene de ti. (Venga, leñe, que anime algún otro con su imagen parcial...)

En otro orden de cosas: Ay, si yo tuviera la salud que tenía antaño, pedía el traslado pa Alicante ya mismo, pero la vida es muy puñetera y ya sólo me va quedando la poesía. Ya quedaremos para recordar los viejos tiempos. No sabes lo que echo de menos nuestras tertulias improvisadas al pie de la escalera. Porque además, tú te fuiste y aquí no queda nadie que lea una mierda, ¡coño!

Tu espíritu afín,
Michel Djerzinsky

Danilo T. Brown dijo...

eso me pasa en Alacant, tertulias literarias pocas o ninguna, y no es porque aquí no haya gente inteligente, pero no sé, no es lo mismo, hay que estar un poco tarado para pasarse las horas en la barra de un bar diciendo chorradas pseudofilosóficas.

el 11 y 12 de enero estaré por madrid. Si quieres o puedes nos vemos fuera de la librería que tú y yo sabemos.

beso gordo.

Anónimo dijo...

...pues sí; qué tiempos aquellos, los vuestros. Tiempos que no llegué del todo a compartir... pero tuve los míos. A mí,veces hay en que hasta la literatura me sobra. Lo que me falta es la vida... la emoción compleja... Qué fácil era desnudarse entonces... Vente,Michel, aunque sea para no hablar más de libros :) Besos

Ángeles caídos... y la niña de enfrente

Anónimo dijo...

...por cierto, un regalo del Sr. Gustav Klimt... " El deseo de felicidad se mitiga en la poesía. Las artes nos llevan a un reino ideal donde podemos hallar paz absoluta y amor absoluto. Alegría, maravillosa chispa divina. Este beso es para todo el mundo ". ... Y este beso mío, también :))

...la de enfrente

Anónimo dijo...

Muchas gracias a Michel por la inspiración, y al resto, Rain, Sergio, y la chica de enfrente por pasarse un rato por aquí. Intentaré escribir mi biobibliografía, a ver qué sale. Lógicamente, si alguien quiere saber lo que he puesto, deberá comprarse el libro, nos hajo.

se os quiere.

DTB

Anónimo dijo...

La primera vez que lo vi tenía una vagina abierta ante sus ojos. Y también un libro. Pero no sabía quién era. Después, a la salida, me di cuenta de que era más alto que yo. Qué cabrón. Un gafapasta, actor secundario Bob, buscando el punto G. Buscando mujeres que vuelen. Porque es muy alto, el cabrón. Más que yo. También malhablado. Más que yo. Amante de las tazas y de las manzanitas. Equilibrista que disfruta cayendo. Ha viajado por todos los países que salen en las guías turísticas. Le gusta la Victoria, malagueña y exquisita. Conoció a Pauline antes que yo. Qué cabrón. Papeles arrugados en los bolsillos de su abrigo. Los saca y nos los enseña con la cara roja. Como un niño. Como si su madre le hubiera pillado pajeándose en el baño. Queda muy bien delante de cualquier señal de tráfico. Le gustan Muse y otra serie de grupos de mierda. Hombre Ikea, voz atronadora, me reventaría en un partido de baloncesto. Y jugando al Fifa o a cualquier juego. Una vez vio a Alberto Olmos en el Pepe Botella. Una vez quiso ser geólogo. Me corregirá este texto, el cabrón. Dirá: el final no me gusta nada, es una mierda, pero lo demás, cojonudo, oye, tú. Me ayudó a cambiar una rueda. La primera rueda de coche que no he cambiado en mi vida.

Un abrazo, pero sin mariconadas, cabrón.

PD: (¡ no he tenido que escribir nada para escribir esto!)

Anónimo dijo...

Y una vez le dio la mano a Roger Wolfe y le dijo: oye, yo a ti te respeto.

jajjajajajajja

Qué cabrón.

J. dijo...

mmm

me pilla por sorpresa y no estoy inspirado..bueno, y sobre todo es miedo de no saber haberlo..

pero lo intentaré estas vacaciones