martes, 2 de septiembre de 2008

MAÑANA NO MADRUGO

Me gusta cómo han quedado las letras del título del blog, hay que joderse lo que se puede hacer con una mierda de edding, una libreta y la cámara de un móvil Nokia. Dice Patricia que siempre escribo de lo mismo, o al menos últimamente, y me da qué pensar. Pero no voy a pensar aquí, no, aquí no pienso, tampoco pienso en mi casa, ni en el trabajo, ni cuando ando por la calle, no pensar es algo difícil y escribir gilipolleces de lo más sencillo como ya saben aquellos que me visitan de vez en cuando. Alguien dijo alguna vez que un escritor escribe siempre, tenga algo que decir o no, sobre todo cuando no tiene nada que decir. No tener nada que decir y aun así ponerlo por escrito es algo que han hecho algunos escritores que admiro: César González Ruano, Francisco Umbral... y ya no conozco ninguno más. ¿Andrés Trapiello tal vez? puede ser, pero no lo admiro en absoluto y además me parece un poco marica, pero no marica en cuanto a sus tendencias sexuales (que también) sino en cuanto a su forma de escribir y dejarse el flequillo. Donde pongo marica, todo aquel que crea que es un término peyorativo que ponga pusilánime. Yo también soy un poco marica y no pasa nada. Y pusilánime. A veces uno se atasca, quiere escribir, tiene ideas, pero hay cosas que le obsesionan, querer ser diferente aun sabiendo que eso es imposible, querer escribir bien aun sabiendo que eso es muy difícil y más aun si se escribe poco y a desgana y si tienes un trabajo que te absorbe el cerebro la energía y el humor. Aunque últimamente este no es mi caso. Así que no tengo excusa para no escribir más. Ahora, para todo aquel que quiera saberlo y para el que no pues que no lea más, estoy escribiendo un poema acerca de los medicamentos, se titulará, creo, "adoración del medicamento". Llevo bastante tiempo queriendo escribirlo pero nunca me ponía y ahora, gracias a Patricia me he dicho ¿cómo que siempre escribo de lo mismo? y me he puesto a escribir endecasílabos. No es que haya que contar las sílabas para escribir un poema, pero me apetece algo de control, un límite, un pequeño muro que me marque el ritmo en lugar de dejarme llevar por tanta camiseta y tanto ordenador portátil. Pero oye, joder, coño, es que yo escribo a ordenador y soy incapaz, repito, soy incapaz de escribir un texto medianamente en condiciones sin un ordenador. Ese es mi límite (uno de tantos). Hay escritores que adoran su vieja máquina de escribir (Francisco Umbral, Don DeLillo... este último me lo dijo personalmente oh Dios misericordioso que todo lo ves y todo lo puedes, es verdad, me chuleo un poco, pero es verdad, he hablado de tú a tú, bueno, de entrevistador a entrevistado, con uno de los maestros de la narrativa norteamericana) digo, que hay escritores que adoran su máquina de escribir (Paul Auster también) y sólo escriben aporreando teclas tac tac que van formando el texto directamente sobre un folio, es como una música, tac tac, el texto se va construyendo físicamente delante de sus ojos, en fin, me parece algo prehistórico, como darle vueltas a un bolígrafo o a una estilográfica moviéndola de arriba a abajo y de izquierda a derecha para escribir mi mamá me mima, en un lugar de la mancha o canta oh diosa la cólera del pélida aquiles blablabla. Paul Auster le dedica un libro entero a su máquina de escribir ¿por qué cojones yo no puedo entonces citar de vez en cuando mi pequeño y ligero cual servilleta de papel MacBook Air? Ahora mismo lo tengo sobre las piernas y ni lo noto, parece que escribo sobre el aire, tecleo la atmósfera y las partículas en suspensión mientras este texto se forma en una cosa que se llama internet y que flota en el ambiente. ¿Hay alguien ahí?

4 comentarios:

J. dijo...

Somos solo sombras de nuestras vidas refulgiendo en internet.

Creo que tenías la necesidad de explicarte, de justificar la dependencia a un aparato, como ya comenté anteriormente tienes el amor del autor a la cigüeña que proporciona la pluma que es instrumento creador.

Es la prótesis de tu musa, y es bella y funcional, y te lo digo yo, que llevo felquillo :-P

saludos

Anónimo dijo...

González Ruano merece ser recordado, sí. Con su mala salud de hierro, con sus fiebres, con su bigotito fascista. Hacía un artículo de la nada, drogado de cafeína. Pedía un taxi en Ríos Rosas y cuando llegaba a Recoletos ya tenía el artículo en la cabeza. Pedía la pluma en el café y lo desembuchaba. Me sigue acojonando el final de su diario, cuando dice que la muerte es blanca, que todo es blanco.
Tanto Umbral como CGR vienen de Ramón Gómez de la Serna, hidropésico de literatura.

Danilo T. Brown dijo...

J. no tardaré en escribir un post entero dedicado a mi MacBook Air. Imagino que lo haré en el ojo derecho, no me veo con fuerzas de escribir demasiado en serio.

anónimo, cada vez que veo un anónimo me echo a temblar jajaja, qué razón tienes, RGS estaba lleno de literatura. Me encantan las biografías que escribió de Girondo y Wilde. De CGR me encanta un artículo que hablaba de los caballeros desayunadores.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

¡Por todos los dioses bailarines, has escrito en este blog, con tu ojo derecho!.

Post tras post que leo en esta madrugada. Tu Mac, nombres de escritores que desconozco. De seres suscitadores en tu escritura, de Auster, de viejas máquinas de escribir... Yo tampooc puedo escribir con lapicero, hace tiempo que no.

Tipeo y tipeo, eso sí extraño mi compu. Machine viejita cumplidora.

Ahora estoy en casa de my little muse y sí extraño la compu, que es el verdadero órgano extensivo de mi cuerpo.
O es que lo que digo es algo que nos pasa. La computadora como órgano extensivo del cuerpo.
Strange body.