martes, 21 de abril de 2009

Hoy

Hoy no puedo escribir, tengo todo el día ocupado debido a las obligaciones que me hacen meter el rabo entre las piernas, las que me pagan el alquiler junto a un campo de golf a 100 metros de la playa, las que me pagan los viajes, los médicos, el seguro del coche, la comunidad, las hamburguesas servidas por hombrecillos que se parecen a Rompetechos. En fin, que no, que hoy no, que hoy al menos tengo la delicadeza de decirlo, de escibirlo, la vida te ocupa el tiempo y el espacio y vuelvo a decir que "las cosas" de Perec es un libro que todo aquel que tenga inquietudes similares a las mías debería leer. 

lunes, 20 de abril de 2009

J.D.

17. 2 días sin escribir. El sábado trabajé 14,5 horas y el domingo de viaje a Madrid otra vez y toda la tarde en Madrid con A y con D y no va uno a meterse en un ciber, espera, que tengo que escribir unas líneas, tú mientras pídete un helado, pues no. Así que aquí estamos, ahora, en Parla, pero me tengo que largar corriendo porque tengo médico en Madrid y luego he quedado para comer y luego iré a ver a LG y basta ya de contar lo que haré. Me estoy comiendo una palmera de chocolate, es una palmera de chocolate que compré ayer en Alicante, bueno, compré 2, pero dejé una y esta mañana como no tengo otra cosa para desayunar pues me la como, y me tomo un par de pastillas. Pasar la tarde con D, volver a tener amigos, la vida es más vida con tardes así, un café, un pacharán, otro pacharán, un ron con coca cola. No debería beber alcohol, estoy tomando un IRS y no debe ser bueno. No lo volveré a hacer. Creo. Hoy no tengo mucho más que decirme a mí mismo, tengo dolores inespecíficos, pecho, espalda, piernas, pene, vienen y se van, creo que es por el stress, necesito ya el buen tiempo de Alicante de una puta vez, el sol, la playa, poder meterme en el mar y mandarlo todo a tomar por culo. Y digo que creo que es por el stress porque prefiero pensar que es por eso y no por otra cosa peor, si es por algo peor me suicido. Estoy leyendo estos días “Las cosas” de Perec, es cojonudo, es como el poema “Dime un insecto en una planta” pero en novela, pero mejor, claro, lo leo y es como si me leyera a mí mismo. Empieza a picarme el gusanillo de escribir una novela, todo el mundo escribe novelas, yo quiero escribir una novela y hacerlo bien porque si decido escribir una novela sé que lo haré bien porque soy cojonudo y soy el nuevo jd salinger de este planeta y no dejaré que nadie me haga fotos y le arrancaré la cabeza al que me pida un autógrafo y tendré una hija que escribirá mi biografía y la titulará “El guardián de los sueños”.

viernes, 17 de abril de 2009

estoy hasta la polla de estar hasta la polla

Me voy a correr a la orilla del mar, corro siempre (siempre que voy a correr, que es casi nunca), hasta llegar a la altura de un edificio que me recuerda al bloque B de la facultad de filología de la complutense, cuando llego doy media vuelta y sigo corriendo hasta casa. Hoy, me he parado de golpe al ver una abeja en la arena, la abeja caminaba con dificultad, estaba punto de ser tragada por las olas, me he parado en seco, he visto algo pequeño que se movía y me he parado, me he inclinado hacia la abeja y he estado observándola unos 30 segundos, he sentido el impulso de ponerla a salvo, iba caminando hacia el agua, se va a suicidar, pensé, ha llegado su hora, en el panal no es bien recibida, ha hecho algo gordo, seguro, y viene a la playa a morir. Esto no lo pensé en ese momento, esto lo pienso ahora, porque mientras observaba la abeja sólo pensaba en la abeja, mírala, la abeja, como camina hacia el mar, hija de puta, con dos cojones, y después seguí corriendo hasta llegar a la altura del edificio que se parece al bloque B de la facultad de filología de la complutense. Luego en casa he puesto a Vivaldi, me he desnudado, he ido a cagar y mientras he leído un comic (Kikí) que compré el otro día en la fnac junto a unos cascos de esos grandotes que llevan los djs, pero más cool. Luego a la ducha. Cuando me ducho el baño se llena de vaho y parece que esté dentro de una nube. Luego camiseta, calzoncillos, mantita en el sofá, portátil, enciendo la tele y a escribir. Y eso es lo que hago. Escribo. Mientras el hombre del tiempo dice que este domingo en Madrid estaremos a 17ºC y digo estaremos porque este domingo también voy a Madrid, el lunes tengo médico en Santa Engracia, metro Ríos Rosas. Lo quiero dejar aquí, pero me obligo a escribir un poco más, a lo mejor, me digo en este momento, alguien está leyendo este post con interés, a lo mejor, alguien no quiere que esto acabe pronto. Antes de salir a correr, se me olvidaba decirlo, escribirlo, he ido a Mercadona y he comprado plátanos de canarias, uvas pasas, zumo de naranja de dos tipos, zumo de piña, tacos de jamón york, dos bolsas de ensalada, un tarro de tomate triturado natural, una bolsa de patatas fritas Lays Gourmet, son las mejores que he probado nunca, dos packs de actimel y 6 latas de atún en aceite de oliva. Ya me he comido 2 plátanos me he bebido un actimel y un brick de zumo de piña. Ahora me duele un poco el estómago. Por cierto, parece ser que el libro sí que se publicará finalmente de mayo, aunque todavía faltan atar algunos cabos. Necesito comer fibra.

jueves, 16 de abril de 2009

uuuuuuuuuh

15. Llevo ya 9 folios escritos desde que empecé a escribir todos los días. Casi 6000 palabras escritas sin darme cuenta, 6000 palabras de no decir nada con las palabras, 6000 palabras que no van a ningún sitio, el mundo no es mejor ahora que antes, mi sueldo es el mismo, la muela que me duele no se arregla sola. Me iba a ir a la cama pero no podía hacerlo sin pasar antes por aquí. Llevo 15 días seguidos escribiendo, y estoy literalmente hasta la polla. Hasta la polla de escribir hasta la polla de trabajar hasta la polla de que me echen el humo del tabaco los que fuman en bares en restaurantes en el andén de la estación de Atocha en la calle cuando alguien que anda delante de mí fuma y echa humo y yo me lo trago y a punto estoy de empujarle justo cuando pasa el autobús hasta la polla de vivir solo hasta la polla de pensar siempre con la polla hasta la polla de necesitar inhibidores de la recaptación de la serotonina hasta la polla de pensar que me voy a morir enseguida hasta la polla de los días nublados hasta la polla de no tener coraje para leer más hasta la polla del miedo hasta la polla del miedo hasta la polla del miedo hasta la polla del miedo el miedo el miedo el miedo miedo miedo miedo miedomiedomiedomiedomiedo a todo lo que hay fuera de ti a todo lo que hay dentro de ti a todo lo que hay encima de ti debajo de ti a 2 metros de ti a cincuenta metros a todo lo que ocurre dentro de tus venas en tu epidermis en tu dermis en tus células mitocondrias trocitos de tu persona de color rojo proclives a caer enfermos víctima de virus bacterias polvo del suelo barras de autobús barras de metro picaportes de lavabos tazas de váter urinarios monedas miedo a todo lo que te ataca porque eres el centro de todo lo que te da miedo y el miedo gira a tu alrededor como un remolino que levanta los papeles y las bolsas de gusanitos.

miércoles, 15 de abril de 2009

tren Alvia coche 8 asiento 1D

14. Ya estoy en Madrid, bueno, en Parla. Doy gracias a Dios por la red wifi del vecino y los croasanes con chocolate a punto de caducar de la despensa. Ya que ee cumings ha dejado un comentario en el post anterior, me dignaré a escribir antes de acostarme. Gracias ee cumings por joder mis horas de sueño de este modo. Sólo hay algo peor que tener cero comentarios, tener un comentario de ee cumings. He venido a Madrid para que me den un curso, y ya aprovecho y me llevo algunos libros a Alicante para documentar mis charlas de poesía (Junio, Septiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre en distintos centros de la ciudad). El viaje en tren ha sido uno de los peores de mi vida. Me ha vuelto a tocar en un asiento de esos en los que tienes a los de enfrente mirando hacia ti, tocándote las rodillas, pisando sin querer, con las piernas encogidas para no molestar… y encima se me sienta al lado un tiparraco que no paraba de moverse y de toquetear la conexión de sus auriculares, cada vez que me rozaba el brazo o la cadera me daban ganas de girarme y gritarle a dos centímetros de su cara que se estuviera quitecito de una puta vez joder que parece un crío de 4 años coño tanto mover las piernas, los brazos, agitar el cuerpo, arremeterse la camiseta, contestar al teléfono, ajustar el volumen de los auriculares o lo que sea que hiciera con la mano metida entre su asiento y el mío que es donde está la clavija de los auriculares con sus botoncitos y como está algo escondida cada vez que toqueteaba algo me ponía su coronilla a veinte centímetros de la cara y yo me alejaba y me alejaba y miraba hacia otro lado pero no podía pegarme más a la ventanilla, juro que nunca he viajado tan cerca de mi ventanilla. Durante el trayecto me he acordado mucho de Michael Douglas en Un día de furia. No he podido escribir nada en el tren, y yo quería escribir, pero en ese asiento y con ese energúmeno, con ese gilipollas hiperactivo a mi izquierda era incapaz de coger el ordenador salvo que fuera para estampárselo contra su mandíbula de hijo de la gran puta con chaqueta de pana marrón. Todo lo que he hecho ha sido tomarme un menú Gran vía (aceitunas, coca cola light y bocadillo de tortilla) leer Mi filosofía de la A a la B de AW y tomar algunas notas sueltas en mi moleskine con boli azul. No sé que piso está más desordenado, si el de Madrid o el de Alicante, ambos dan asco, aunque en este parece que escribo mejor, más cómodo, quiero decir. Aquí llevo escribiendo muchos años, estudiando, follando también, y todo eso ayuda a concentrarte, en Alicante sin embargo, es como estar de vacaciones, no puedes escribir, no te lo tomas en serio, piensas, hay tiempo, mañana, a ver esa cervecita, me voy un rato a la playa, y al final no haces nada. Nada. Todo lo que llego a hacer es escribir esto, aquí, algo para que lo lea noséquiéncojones y yo sienta que al menos escribo algo a diario, aunque sea este diario eterno, esta insignificancia. Escribo esto sentado en la cama. Acabo de percatarme de que me huelen los pies. Buenas noches.

martes, 14 de abril de 2009

Hoy no puedo escribir

13. Me las piro a Madrid a las 8 de la tarde. Ahora estoy trabajando. Han pasado cosas. Por suerte, el libro, creo, de un modo u otro, verá la luz. Pero hay que ser paciente, las cosas no son fáciles. Llegaré a Madrid sobre las 12 de la noche, mañana tengo un curso y vuelvo a Alicante el 16 a las 7 de la mañana. Así pues, no sé si mañana podré escribir. Nada más. Me han regalado una camiseta muy chula. Tengo las manos llenas de polvo y huelo a desodorante Axe, aunque hoy sólo he usado Sanex. Qué raro. Voy a perderme House. Eso me pone de mala leche.

lunes, 13 de abril de 2009

el no

12. Mi libro. Anda y que le den por culo. Por ahora no sale mi libro, se ha aplazado, sin fecha, la publicación. El ayuntamiento que convocó el premio y que costeaba parte de la edición no tiene dinero, y cuando no hay dinero, donde primero se recorta es en cultura, y me ha tocado a mí. He hablado con el editor, que se llama como yo, Manuel. Dice que por ahora no pueden hacer mucho, van a reunirse con el concejal de cultura para ver si se cierra una fecha aunque sea en otoño y si no estudiar el modo de publicarlo de manera independiente al premio (y eso tampoco me lo asegura al 100%), aunque para eso yo tendría que renunciar por escrito a mis 4000 euros y todo lo demás. A mí el dinero me la suda, no necesito los 4000 euros, tampoco es que necesite el libro publicado, yo escribo igual con libro o sin él, sigo igual. Sigo escribiendo, sigo dándole importancia a las cosas que me ocurren y que son pequeñas, de hecho, ahora, incluso con más ánimo. La roca de Sísifo vuelve a caer. Había otra editorial, Huacánamo, que se interesó hace no mucho por lo que aparecía en el ojo izquierdo. Les mandé cosas, algunas les gustaron, me pidieron más, no recuerdo si les mandé más, pero es que gran parte de lo que tenía fue a parar al libro que tardé 2 años en escribir, digamos que escribí mucho y a los dos años vi que tenía un libro, además de un montón de otros poemas y prosas que tal vez, con tiempo, darían lugar a otro u otros libros. En ello estoy. Sigo escribiendo sin orden, lo que me da la gana cuando me da la gana, en su momento pensé escribir una serie completa sobre el ojo izquierdo, de ahí que abriera un blog con ese nombre, pero luego, he ido dándome cuenta que el ojo izquierdo, como tal, me cansa si aparece en cada texto de manera explícita. Es evidente (vidente) que todo lo que aparece en ese blog está visto desde el ojo izquierdo. Me dicen en la editorial que tenga paciencia, pero no me aseguran que lo vayan a publicar, aunque me aseguran que les ha gustado mucho y que es exactamente el tipo de libro que buscan para sus publicaciones. Así que, así estamos. Me quedo solo. Otra vez. No sé si volveré a presentarme a premio alguno. Ya decía yo que esto había sido demasiado fácil. ¿Cómo le digo ahora a todo el mundo que ya no sale el libro? ¿Que no se sabe cuándo saldrá, si sale? Ellos, los del ayuntamiento, han quedado mal, pero a mí me han hecho quedar como un gilipollas. A menos de 2 semanas de la presentación oficial me entero de esto. Tal vez debería estar cabreado, deprimido (¿más?), pero lo cierto es que me da un poco igual, primero, porque nada soluciono cabreándome, segundo, porque de todos modos, mi confianza se ha visto reforzada desde lo del premio, tercero, porque por suerte, nunca, nunca me sentí mejor escritor por obtener ese pequeñísimo reconocimiento, y ahora, por suerte, no me siento peor escritor por quedarme sin él, al menos, hasta nuevo aviso. Yo sigo adelante, que es, irremediablemente, el único sitio al que cabe seguir. Y escribo, porque, señores, yo soy escritor, soy poeta, y escribo. Escribo en blogs, que es donde hay que escribir, pero no aquí, por dios, no en la parte derecha, sino en la izquierda, la literatura zurda. Ahí vamos.

domingo, 12 de abril de 2009

SOS

11. Ayer trabajé todo el día y estaba deprimido, así que ni se me pasó por la cabeza escribir, de hecho, hoy, esta tarde, en casa, sentado en el sofá, me he acordado, ¡coño, si ayer no escribí nada! Así que pido disculpas, siento haber faltado a mi cita diaria. Para compensarlo podría hacer este post el doble de largo, pero no sería correcto, cada post tiene su medida que es la medida de mi situación y de mi pulso. Estoy tentado de ponerme a ver una película. Desde que me dijo la psicóloga que hiciera deporte, sólo he salido a correr un día. Así creo que voy a recuperarme muy despacio. El libro “Sé amigo de ti mismo” del que ya llevo 90 páginas leídas, me está resultando un coñazo lleno de buenrollismo, es verdad que todo lo que dice tiene sentido, incluso diría que es cierto, pero propone una serie de ejercicios, hacer listas, poner frases, autoanalizarse, mirarse en un espejo y decir espejito espejito etc, y si precisamente me encuentro mal, no me veo con muchas ganas de hacer tales cosas. Hoy he puesto una lavadora, ha sido todo un triunfo. Ahora después tendré que tender la ropa, lo cual se me antoja un trabajo de titanes. Creo que este es un claro síntoma de depresión. Y ni te cuento el dolor que me causa tener que fregar los platos, es como si me obligaran a ir a Lourdes de rodillas. Así que si juntamos mi estado de ánimo con el estado de perpetuo desorden de mi casa tenemos como resultado algo por lo que mi madre se echaría las manos a la cabeza. Mamá, no te preocupes, no me voy a morir, ni a suicidar. Desde que sé que esto lo leen mis padres me da miedo escribir barbaridades, me siento en la obligación de no preocuparles, especialmente a mi madre, ya que mi padre está curado de espanto y pocas cosas de las que a mí me pasan no le han pasado a él antes. Mi madre también ha pasado lo suyo, pero al ser madre es más sentida y se preocupa, hijo, no bebas tanto, hijo, no corras, hijo, mira a ver con quién te vas, y yo, claro mamá, tranquila, que no, que no, tranquila, que soy bueno, que no bebo, ni digo palabrotas, ni follo. Soy un palo, soy un canto rodado, soy una caja de cartón. Pero no, soy un hombre de 31 años camino de 32 que empieza a comprender que no tiene una sana autoestima, que no sabe perdonarse a sí mismo, ni aceptarse tal cual es, que tiene remordimientos, que se siente culpable, que es incapaz de imaginarse frente a sí mismo, sentado en una silla, y amar lo que ve. Y sin embargo sé que soy inteligente, muy inteligente, gracioso, dialogante, alto, atlético, atractivo, buen conversador, creativo, ágil, fuerte, con una excelente percepción espacial, dibujo bien, confío en mis posibilidades… y sin embargo, de verdad, me miro desde fuera y no me gusto nada. Houston, tenemos un problema.

viernes, 10 de abril de 2009

hoy no

10. Hoy no me apetece escribir, no me apetece escribir ni un poquito, pero esta tarde vi que tenía un comentario en el post anterior, así que no me queda otra que cumplir mi palabra. Podría no escribir más y largarme, ya llevo unas cuantas palabras, pero ya que estamos, démosle un poco a esto. ¿Qué he hecho hoy? ¿A quién coño le importa? Me he levantado no muy tarde, he desayunado, visto la tele, leído (muy, muy poco), he intentado no deprimirme demasiado, no observarme, no pensar (no lo he conseguido), he visto los Simpsons con ee cumings, hemos pedido unas pizzas, hemos jugado a Street Figther IV, NBA 2K9 (dos partidos épicos Lakers (yo) vs Celtics (él), él me ganó el primero por 2 puntos, más o menos, pero en la revancha, tras remontar con los Lakers 11 puntos, conseguí ganar por 2 en la prórroga con un triple en el último segundo), GTA… luego hemos visto el comienzo de El Lado Oscuro del Corazón y finalmente Cuando éramos soldados enterita. Y ya. Mucha sangre. Cerveza (yo sin alcohol), patatas fritas, galletas campurrianas, zumo de naranja Hacendado y servilletas de papel. Eso es todo. Bueno, no es todo, pero es que estoy un poco hasta los cojones de mí mismo y de mis gilipolleces.

jueves, 9 de abril de 2009

lindezas

9. El arte moderno no es más que diseño gráfico y láminas analizadas en exceso por una panda de tarados ⎯esto lo dice un personaje del libro POPism, the Warhol Sixties⎯. El arte ya no existe, sólo hay diseño gráfico que la gente intenta desesperadamente imbuir de significado. No hay que estar necesariamente de acuerdo pero me gusta cuando la gente suelta lindezas. En un capítulo de los Simpsons, al macarra, este que le da de hostias a todo el mundo y se ríe “haa, haa” dijo delante de su pandilla “jo, este caballo no aguanta lindezas de nadie” y los de su pandilla se miran entre ellos: “¿lindezas?” y empiezan a darle de hostias. Lindezas. Soltar lindezas. En fin, esto es una mierda, perdonad. Sigo escuchando a Vivaldi, sus conciertos de Violín a todo volumen desde las 9 de la mañana. He salido a la calle para ver si tenía algún mail, pero no, nadie me escribe, nadie se acuerda de mí, nadie comenta mis jodidos posts. Y qué. Estoy preparando el ciclo de charlas que tengo que dar en Alicante. En principio se titula algo así como LA PELUSA EN EL CRISTAL: CÓMO ACCEDER A LA POESÍA A TRAVÉS DE LO COTIDIANO. Si alguien estuviera interesado en venir a Alicante y escucharme durante una hora más o menos soltar mi rollo y leer poemas que me gustan y dejar caer alguna que otra lindeza, que me lo diga, gustosamente le diré horas y lugares. No sé si será instructivo, pero prometo que será gracioso. En otro orden de cosas, hablemos de lo que realmente importa: ahora mismo, desde la terraza, veo como brilla el sol, hoy hace día de playa y cervecitas y arroz con marisco. ¿Qué es la buena literatura? La respuesta en tensó morbosa. Ale, que os den.

miércoles, 8 de abril de 2009

in G menor

8. Concerto in B flat RV362 “La caccia” a todo volumen, como un concierto de Rock, Vivaldi era un posmoderno con el pelo blanco y rulos y con medias azules de seda. Digo yo. Se drogaba, seguro, escribía drogado y desnudo sobre su cama con dosel mientras comía pasteles en bandejas doradas. Era guapo, como Mozart, era un hijo de la gran puta con violín que paseaba por los jardines de palacio después de follar media mañana y escribir la otra media y tocar violines y flautas y zapatos nuevos con hebillas. Leo en la Wikipedia que era religioso, pero eso no tiene nada que ver, Vivaldi era en su momento lo que ahora es Moby o Björk (Bjööööööörkrr que dirían en Muchachada Nui), era lo que se llevaba, lo que se oía en todos los palacios y jardines y en todos los bailes, era lo que escuchaba Maria Antonieta cada vez que se levantaba por la mañana con los pezones de punta por el frío y con dolor en las cervicales. Eso es Vivaldi y yo esta tarde he ido a la fnac y me he comprado un disco de conciertos pero cuando lo he escuchado en el trabajo me he puesto furioso porque casi no hay violines, se oye mucha flauta, yo no quiero flautas, las flautas no me hablan de la vida, no me ayudan a mirar por la ventana, ni a tomarme un café a las 8 o las 9 los días de fiesta, necesito violines, violines, cabezas inclinadas, arcos, brazos moviéndose adelante y atrás como el que mete la escobilla en la taza del váter, así que luego, cuando he salido de trabajar, me he pasado por El Corte Inglés y me he comprado otro cd, un doble cd lleno de conciertos de violín, ahora sí, lo escucho en el coche de una compañera que me acerca a casa, sí, esto es lo que necesita mi sangre, subo el volumen, bajo la ventanilla para que me de el aire en la cara, cuerda, madera, música barroca a toda hostia por las carreteras de Alicante. Ahora puedo levantarme sin miedo a las 9 de la mañana de un domingo o de un jueves santo. Yo soy moderno, contemporáneo, soy posmoderno, soy lo que me da la gana, tomo pastillas y me gustan los conciertos de violín, y luego viene Bach y Haydn y Yann Tiersen y Santogold. Mañana por la mañana, estad seguros, cuando me despierte, escucharé a Vivaldi a toda hostia mientras desayuno café y tostadas con aceite. Y que le den por culo a Glenn Gould.

martes, 7 de abril de 2009

ISRS

7. yo tampoco quiero justificarme. Lo que escribo. Hoy he ido al psicólogo. A la psicóloga. Realmente es médico psicoterapeuta. Ha resultado ser una señora de lo más agradable y me ha dicho que beba cerveza. En serio, la cerveza tiene no sé qué historias de la levadura que ayuda a la síntesis de la vitamina B o algo así, y eso es bueno para la gente como yo. Por supuesto, tomaré cerveza sin alcohol, mamá, puedes dormir tranquila. También me ha dicho que haga deporte, pero que lo haga de verdad, y a diario, yo, hace no demasiado tiempo hacía muchísimo deporte, ahora no hago absolutamente nada, ni siquiera follar, que follo de pascuas a ramos o de higos a brevas o de un tiempo a esta parte o que por mayo era por mayo, etc. Alguna paja de vez en cuando, eso sí. También me ha dicho que cuide mi alimentación, que coma bien, que me alimente con productos sanos, por ejemplo, me ha dicho que compre bolsas de esas con lechuga y rúcula y espinacas que para cenar con un poco de aceite y unos taquitos de jamón viene muy bien para lo que a mí me pasa. Es que como vivo solo ingiero lo que sea, y eso, pasa factura, aunque para factura los 100 euros que me ha costado la consulta. También me ha dicho que lea un libro que se titula “Sé amigo de ti mismo. Manual de autoestima” de la editorial Sal Terrae, es un libro de autoayuda, así están las cosas, yo, leyendo un libro de autoayuda por prescripción de mi psicoterapeuta, y encima de la editorial Sal Terrae, pero bueno, dice que me vendrá bien. También me ha mandado unas pastillas, menos mal, algo concreto, tomar pastillas es lo mío, aunque lo de la cerveza tampoco está mal. Volveré a finales de Abril, para ver mi evolución, yo soy positivo, creo que me va a ir bien. Le he preguntado por las pastillas, si me joderán la creatividad, quiero decir, si me la joderán más aun, dice que no, que incluso la mejorarán, porque me ayudarán a tomar distancia. Qué bien. También me ha dicho que soy una persona obsesiva. Hay obsesivos, histéricos y fóbicos. Yo soy de los primeros, un poco fóbico a veces, pero nada histérico. Esto es todo por hoy. No más palabras, que son las once y media de la noche y quiero irme a la cama. También me ha dicho que no duerma con la tele encendida. Joder. Menos mal que podré tomar pastillas.

lunes, 6 de abril de 2009

-ólogo

6. Más. Ya sabemos dónde estoy y qué tengo encendido y sin volumen. Hoy no pongo música, estoy escuchando el ruido que hacen los vecinos. Hoy he leído 100 páginas de un libro de autoayuda. 100 páginas de un libro de autoayuda es el mayor número de páginas que he leído nunca de un libro de autoayuda (no, acabo de recordar que leí casi entero el de cómo starbucks me salvó la vida, de la editorial Urano). He disfrutado más con este libro que con cualquier novela. 100 páginas que se leen rápido y que te dan consejos, pero te juro, os juro, que por ahora no me he autoayudado un carajo. Autoayudarse es muy difícil, es jodido, mirarse al espejo, entornar los ojos y hacerse esas preguntas que no queremos hacernos, por qué, para qué, desde cuándo. Los vecinos se ríen, se descojonan, les oigo hablar y partirse el culo. Estos tabiques son una puta mierda. Siento que últimamente el interés de estos textos está por debajo de lo acostumbrado, que ya era poco. Mañana voy al psicólogo por primera vez en mi vida. 100 euros la primera sesión. El libro de autoayuda es más barato. Espero que el psicólogo no me autoayude, no quiero que me autonada, quiero que me salve de mí mismo, que me diga cómo tengo que hacerlo, cómo puedo dejar de pensar así, de destruirme por dentro, de obsesionarme. Los vecinos ya están dando demasiado por culo. Son casi las once de la noche, estoy viendo Family man, bebo agua, tengo una taza llena de cáscaras de pipas y he cenado hace 15 minutos arroz tres delicias. Hoy he ido al médico: dermatólogo (dermatóloga, estaba buena). Mañana voy al médico: psicólogo (psicóloga, espero que también esté buena). Pasado mañana voy al médico: urólogo (este sí es urólogo, no uróloga, y no está bueno, aunque es alto, delgado y con bigote). El día siguiente es fiesta, estará todo cerrado, no sé, a lo mejor voy a urgencias a ver qué tal.

domingo, 5 de abril de 2009

hoy es domingo

En el post anterior recibí dos comentarios in estremis. Casi de última hora. Hoy tengo poco que contar salvo lo que contaré mañana. Lo que contaré mañana tiene que ver con la literatura, con la forma de escribir y de pensar, con la forma de leer con la forma de descorchar una botella de Rivera del Duero. Dentro de poco, digo yo, saldrá a la venta mi libro, y haremos la presentación como dios manda y vendrán la familia y amigos (4, 5 personas tal vez) y no estoy especialmente contento por eso, por publicar, publicar era mi objetivo, mi sueño, si hace un año me hubieras preguntado qué quiero en la vida diría sin dudarlo publicar un libro. Ahora, llegado el momento, si me preguntas diría publicar otro libro mejor. Que me lea mucha gente, revolucionar la nocilla con mi dosis de Neskuik autopoética. Y ganar pasta, claro.

sábado, 4 de abril de 2009

una mahou

5. No tengo tiempo, ¿tú tienes tiempo? Tengo hambre y sed, lo arreglo con un sándwich de chorizo y una mahou de 25 cl. No tengo tiempo porque son las 23:23 h acabo de llegar a casa después de casi 12 horas trabajando y aun no he escrito nada para el blog, por eso me siento en el sofá después de quitarme el abrigo, lavarme las manos, mear, lavarme las manos, abrir el frigorífico, prepararme la cena (un sandwich de chorizo y una mahou) encender el portátil, la tele, el equipo de música, me siento en el sofá y veo lo que echan en la tele, la sexta, la uno, la dos, canal cuatro, canal nou (¿nou? canal nueve joder). Tecleo esto que tecleo ahora, la letra la palabra la frase y construyo el post sin darme cuenta. No pienso. Venía leyendo la revista Qué leer en el tranvía, han abierto una nueva librería en Barcelona, la librería Bertrand, de 1400 metros cuadrados. Bueno, mi librería tiene 500 metros cuadrados (comerciales) así que bien pensado tampoco parece tan grande la librería catalana de Bertrand. Son las 23:31, no escribo muy rápido, la tele me distrae, gracias a dios, la tele, es necesaria, útil, imprescindible, es un amigo, una novia, un motivo para masturbarme a las 2 de la madrugada, la tele me enseña, me educa, me dice lo que tengo que hacer, me ilumina la cama mientras duermo, la habitación a oscuras. Gracias a la tele no soy demasiado adicto a las pastillas. Decía que estaba leyendo la revista Qué leer en el tranvía y que han abierto una librería grande en Barcelona. A mí me gusta La Central, sobre todo la que tienen en el Reina Sofía en Madrid, más que nada porque es la única librería de La Central que conozco. Siempre tienen uno o dos libros que quiero comprar irremediablemente, Automoribundia de Ramón Gómez de la Serna, por ejemplo, lo vi y lo compré, luego sólo fui capaz de leer 20 ó 30 páginas, Ramón Gómez de la Serna, cuando habla de sí mismo, es demasiado correcto, demasiado estirado, mide lo que dice, no hace greguería, es un mierda, el Ramón que me gusta es el que habla de Oliverio, el que habla de Wilde, el Ramón que retrata Paco Umbral en ese libro de Austral. Paco Umbral es otro que, otro que, otroqué, hace años leía todo lo que existía de Umbral, Umbral es el escritor del que más libros he leído nunca y creo que jamás leeré tantos libros de un mismo ser humano. Habré leído unos 15 ó 20 libros de Umbral. Creo que el siguiente es Don DeLillo, del que habré leído 6 ó 7, no sé, y alguno he dejado a la mitad. Pero si tuviera que decir ahora mismo un libro, sólo un libro, diría un libro inagotable, una auténtica historia interminable, un libro mágico como un mandala, lo que se escribe y se lee de cualquier manera, da igual, lo coges, lo abres y lo flipas, sea el año que sea, estés con quien estés, lo abres y lees en voz alta, entonces todo sucede por primera vez, como decía Aníbal Núñez, y no cito de memoria porque no me acuerdo, el tiempo sin memoria. El libro es Rayuela, de Cortázar, claro. Y Umbral ya no me gusta, tanto adjetivar sustantivos no puede ser bueno. No. Hasta mañana.

viernes, 3 de abril de 2009

pues cuarto

(el anterior 2 comentarios, por poco no escribo esto...)

4. Estaba hablando antes por teléfono con AZ y me ha preguntado que si de verdad iba a escribir todos los días. Por supuesto, he contestado, ya llevo tres textos. Quiero aclarar que en este blog no se escribe bien, que esto es escribir por escribir, no tiene ningún mérito, esto está chupado. Ahora estoy leyendo los diarios de Warhol, bueno, no, ahora estoy escribiendo que estoy leyendo los diarios de Warhol, pero hace tres minutos sí que los estaba leyendo, con la tele encendida, evidentemente, sin volumen, y con Bach en el equipo de música. Mientras leía los diarios me he acordado que tengo que escribir el cuarto texto de esta escritura eterna y automática, que AZ no se cree que sea capaz. Es tan sencillo como abrir el blog, poner un: menuda puta mierda, y listo, ya has escrito algo por hoy. Pero mientras me duren las fuerzas, que no las ganas, escribiré algo más que menuda puta mierda, aunque en el fondo sepa que esto es una menuda puta mierda. Como se leerá, nada de esto que está escrito es interesante, ni siquiera se deja caer un pensamiento en condiciones de vez en cuando. Me limito a limitar mi espacio y mi tiempo, estoy aquí, escribo ahora, etc. Ayer vino JJMillás a Alicante. Pasé de su culo. Dicen los que estuvieron en su charla que fue muy divertido, pero yo, mientras tanto, estaba en un bar jugando a los dardos y bebiendo una de las dos cervezas que bebí ayer. Los dardos. Aprendí a jugar a los dardos en los bares de Baza, Granada, un verano en que fui a sacarme el carnet de conducir con 20 años. Tardé 2 semanas en aprobar el teórico y 14 clases para el práctico. No está mal. Cuando un hombre quiere un coche lo saca todo a la primera. No sé vivir sin la tele encendida y sin algo de música sonando. La tele, es algo más que simple compañía, no quiero hablar de la tele porque tengo algo escrito que publicaré en el ojo izquierdo, y lo publicaré cuando escriba sobre AW (Andy Warhol), que escribiré, no sé cuando, me da igual, pero saldrá un texto de puta madre, para el ojo izquierdo, hermanos, para el ojo izquierdo. Andy Warhol. Acabo de cambiar la tele porque salía el Gran Wayoming (si se escribe así, que no sé) y no lo soporto. Decía que Andy Warhol vino a hacer en la pintura lo que yo intento hacer con la escritura (risas), no, en serio (más risas) yo cojo a los clásicos y les pinto el pelo de azul, les quito calado, convierto en objeto decorativo la profundidad del pensamiento de Victor Hugo (silencio). ¿Hola?

jueves, 2 de abril de 2009

el tercero

3. Con la tele encendida, claro, y tumbado en la cama, con el portátil sobre las piernas y un tazón de cereales en la mesita de noche. Así escribo esto, y con una botella de agua Solán de Cabrás de litro y medio. Hoy he estado reflexionando acerca de lo que supone dejar de ser un crío. Tengo 31 años y pretendo tener 21. Y la vida no es así. La expresión sentar la cabeza no me gusta, pero uno debe evitar volverse loco. No quiero el mismo plan de los últimos 12 años. No quiero tener que dormir con la luz encendida, ni tomar ansiolíticos. No soy capaz, o no me da la gana, de escribir sobre esto. Hoy me he enfrentado a algo nuevo. No tengo ganas de literaturizar. Me prometí no beber más alcohol y cada día me tomo dos cervezas, joder, bueno, hoy entre una heineken y una águila me he tomado una schweppes, aunque luego he ido a un burguer king y he cenado un menú wopper, con e.e. cumings. Resulta que e. e. cumings es un experto en los simpsons, a cualquier circunstancia de la vida le pone una cita de los simpsons, una secuencia, una voz. Ambos pensamos que es una putada que no hagan más temporadas de futurama. Se acabó por hoy, que tengo que leer antes de cerrar los ojos no sea que me acueste de buenas a primeras y desaproveche mi vida.

miércoles, 1 de abril de 2009

Baudelaire nunca lo haría

Escribo el segundo texto de mi escritura eterna justo antes de las 12 de la noche. Acostarse antes de las doce es como decirle no a la vida, es irse a dormir como un cobarde, aunque tengas que madrugar y trabajar 9 horas con 30 minutos para comer, lo que sea, irse a dormir antes de las 12 de la noche es negarte a vivir, mañana viviré, piensas, pero como le decía Apolo Creed a Rocky en Rocky III “hoy es mañana, Rocky, hoy es mañana”. Yo elijo vivir hoy, ahora, y vivir ahora implica escribir, porque escribo mi vida y estoy viendo House sin volumen mientras escucho Snow Patrol y tecleo (El doctor Wilson da pena. Me gustaría tirarme a Cudy (o Cadi, o cómo mierdas se escriba su nombre en inglés) la directora del hospital). Tengo una caja de bombones abierta sobre la mesa y una botella de agua Solán de Cabras también abierta sobre la mesa, y también sobre la mesa tengo un plato y un vaso y una cucharilla y una servilleta de papel arrugada y varios libros, y un mando de la play3 y una pieza de mi cargador del Macbook Air (al que le empieza a fallar la tarjeta Airport, lo cual me toca los cojones, porque a mi ibook G4 de toda la vida jamás le falló nada y costaba la mitad), los cascos de mi iPod, que ya están medio rotos, revistas, recibos, el mando a distancia del equipo de música y un ticket de (joder, está lejos y arrugado, me acerco a la mesa para poder escribir de dónde es) de la fnac, claro, el otro día compré Caprichos o Los caprichos, no sé, de Paganini. Me encanta la música clásica, me vuelve loco, me gusta desde que tengo algún recuerdo de la música que me gusta escuchar. De pequeño ponía una cinta de Luis Cobos en el radiocasette (o radiocaset) de mi hermana todas las mañanas mientras desayunaba. En primero de BUP la profesora de música no se creía que me gustara la música clásica, todos los chicos decían qué música les gustaba, el bakalao, decían, y yo juro que no tenía ni puta idea de qué cojones era eso del bakalao, así que dije que me gustaba la música clásica, entre otras cosas, pero la zorra de la profesora creía que estaba haciéndole la pelota. Detrás de mí se sentaba Oliver, un pringao de cabeza cuadrada con unas deportivas enormes, de esas de rapero con la lengüeta por fuera, qué moderno, recuerdo que pensé, cómo molan sus cordones, y él siempre me decía cuando le contaba (tonto yo) que me gustaba alguna chica, que si él quería me la quitaba. Habrá que verle ahora. Oliver, ¿dónde estás? Ven ahora que te voy a dar dos hostias. Subnormal. Y a la profesora de música, que la jodan, so puta, por no creer que a un niño como yo, de verdad, le gustaba la música clásica y no el bakalao de los cojones que sólo escuchaban los más modernos y subnormales de la clase. Recuerdo que un día vi en el tren de cercanías a uno que se llamaba Nani, o le llamaban Nani, pendientito, flequillo sobre los ojos, actitud provocadora, malas notas… también lo tenía todo. Ahora, antes, el día que le vi, resulta que es autor de teatro, escribe teatro, y actúa, o eso me dijo. Y yo soy poeta, no te jode. Menos mal que voy poco al teatro.